Tormenta en Turín: La crisis del Torino y el asedio a Urbano Cairo

Miles de hinchas del Torino marcharon el 25 de agosto exigiendo la salida del presidente Urbano Cairo, tras la venta polémica de Raoul Bellanova al Atalanta. Pero los motivos para pedir su salida vienen de mucho tiempo atrás.
Los ultras del Torino se manifestaron contra Urbano Calcio

El Torino atraviesa una de sus crisis más profundas en años recientes, con su presidente Urbano Cairo en el ojo del huracán. Este domingo, antes del encuentro contra el Atalanta que terminó en la victoria del Toro por 2 a 1, miles de hinchas, liderados por los tifosi del club, marcharon en una manifestación que cristalizó el descontento acumulado durante años. Con cantos y banderas como “Cairo vattene” (Cairo, vete) y pancartas que rezaban “Il Toro siamo noi” (Nosotros somos el Toro), los ultras dejaron clara su posición: quieren un cambio en la directiva del club.

La chispa que encendió esta protesta fue la venta “sorpresiva” de Raoul Bellanova al Atalanta, sumada a la transferencia “esperada” de Alessandro Buongiorno. Estos movimientos en el mercado, a escasos días del cierre de la ventana de fichajes, han sido interpretados por la afición como una muestra más de la falta de ambición y proyecto deportivo bajo la gestión de Cairo.

El ascenso de Urbano Cairo

Urbano Cairo, nacido en Milán en 1957, llegó a la presidencia del Torino en septiembre de 2005, en un momento crítico para el club. El Torino atravesaba entonces la crisis más profunda de su historia centenaria. Tras años de mala gestión y problemas financieros, el club había sido declarado en quiebra, culminando un período negro que incluyó un descenso a la Serie B en 2003.

La salvación del Torino llegó a través del “Lodo Petrucci“, un mecanismo legal diseñado por el entonces presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Giancarlo Abete, que permitía a los clubes en bancarrota preservar su título deportivo. Bajo este marco, Cairo adquirió el control del equipo por una suma simbólica, pero con el compromiso de invertir entre 20 y 30 millones de euros para estabilizar las finanzas del club.

El desafío que enfrentaba Cairo era monumental. No solo debía reconstruir un club en ruinas financieras, sino también devolver la ilusión a una afición desmoralizada por años de decepciones. En términos deportivos, el objetivo inmediato era claro: devolver al Torino a la Serie A y establecer las bases para un proyecto sostenible a largo plazo.

Los primeros años de su gestión se caracterizaron por un enfoque cauteloso y conservador. Cairo priorizó la sostenibilidad financiera sobre las grandes inversiones en fichajes, una estrategia que generó resultados mixtos. Por un lado, logró devolver al Torino a la Serie A en la temporada 2005-2006, un logro significativo considerando el punto de partida. Sin embargo, esta promoción fue seguida de un período de inestabilidad deportiva, con el equipo alternando entre la Serie A y la Serie B en las temporadas siguientes.

Esta etapa inicial de la era Cairo estuvo marcada por una reconstrucción gradual. Mientras se trabajaba en la estabilización financiera, el rendimiento deportivo del equipo fue irregular. El Torino experimentó altibajos, logrando mantenerse en la Serie A en algunas temporadas, pero sufriendo descensos en 2009 y 2011. Cada regreso a la máxima categoría era celebrado como un triunfo, pero la incapacidad de establecerse firmemente en la Serie A generaba frustración entre los aficionados.

A pesar de estas dificultades, Cairo logró mejorar significativamente las infraestructuras del club. Se realizaron inversiones en el estadio y en las instalaciones de entrenamiento, y se fortaleció la estructura de la cantera. Además, se trabajó en la consolidación de la marca Torino, buscando recuperar parte del prestigio histórico del club.

Esta estrategia de crecimiento gradual y conservador sentó las bases para una mayor estabilidad a largo plazo, pero también comenzó a generar críticas entre sectores de la afición que anhelaban un retorno más rápido a la gloria pasada del club. La tensión entre la necesidad de mantener la salud financiera y el deseo de éxitos deportivos inmediatos se convertiría en una constante en la relación entre Cairo y la afición del Torino, una dinámica que persiste hasta la actualidad.

La tormenta actual

La pandemia marcó un punto de inflexión en la gestión de Cairo. El impacto económico del COVID y el parate del fútbol lo obligó a solicitar préstamos por un total de 30 millones de euros entre 2020 y 2021 para mantener el club operativo, una decisión que generó críticas pero que Cairo justificó como necesaria para la supervivencia del equipo.

En los últimos años, la frustración de los aficionados ha ido en aumento. La venta de jugadores clave, como Bellanova y Buongiorno en este verano de 2024, ha sido percibida como una falta de ambición y un retroceso en el proyecto deportivo. Cairo ha defendido estas decisiones argumentando que fueron impulsadas por el deseo de los propios jugadores de dejar el club, y ha subrayado su compromiso financiero, afirmando haber invertido 72 millones de euros de su propio bolsillo para mantener al Torino competitivo.

Los hinchas del Torino salieron a las calles de Turín a expresar su descontento con el presente del club.
Los hinchas del Torino salieron a las calles de Turín a expresar su descontento con el presente del club.

Sin embargo, estos argumentos no han logrado calmar el descontento. Los aficionados exigen un “presidente de verdad” que no solo busque la estabilidad financiera, sino que también aspire a devolver al Torino a los primeros planos del fútbol italiano. Las críticas apuntan a la falta de empatía de Cairo con la afición, su incapacidad para generar ilusión y la ausencia de un proyecto deportivo claro y ambicioso.

En medio de este clima de tensión, el futuro del Torino bajo la gestión de Cairo se presenta incierto. La presión de los aficionados es cada vez mayor, y la capacidad del presidente para reconciliarse con la base de seguidores parece cada vez más remota. El desafío para Cairo, si decide permanecer al frente del club, será demostrar que puede combinar la estabilidad financiera con un proyecto deportivo que devuelva la ilusión a una de las aficiones más apasionadas de Italia.

En ese sentido, la crisis del Torino y la manifestación del 25 de agosto son el punto culminante de años de frustración acumulada. Los cantos y las banderas no solo expresaban el deseo de muchos de ver a Cairo fuera del club, sino también la nostalgia por un Torino que compita por objetivos más altos que la mera supervivencia en la Serie A.

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Nahuel Lanzón

Experto en ver fútbol de países que ni la gente de ese país ve. Me gusta mucho analizar listas de selecciones antes de cualquier torneo internacional. Relator oficial (?) del fútbol exótico en Twitch.
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