La conquista del Newcastle United sobre el Liverpool en la final de la Copa de la Liga inglesa ha puesto fin a una sequía de trofeos que se extendía por siete décadas. Los ‘Magpies’ no levantaban un título desde aquella FA Cup de 1955, cuando derrotaron al Manchester City.
Sin embargo, este triunfo representa mucho más que un simple logro deportivo: es la primera manifestación visible de un ambicioso proyecto geopolítico y económico orquestado por el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita (PIF), cuyo alcance se extiende mucho más allá de los límites del fútbol. Y que, en su historia y su presente, esconde un sinfín de cuestiones que exceden la mera gestión deportiva.
Arabia Saudita pone un pie en la Premier League: Una adquisición estratégica
La adquisición del Newcastle United por parte del consorcio liderado por el PIF saudí no es un hecho aislado, sino un componente crucial de la Visión 2030 impulsada por Mohammed bin Salman, príncipe heredero del reino de los Saud. Este programa de diversificación económica ha convertido al deporte, y especialmente al fútbol, en uno de sus pilares fundamentales. La estrategia deportiva saudí opera simultáneamente en múltiples niveles: han adquirido participaciones mayoritarias (75%) en cuatro de los principales clubes de la Liga Profesional Saudí (Al-Ittihad, Al-Hilal, Al-Ahli y Al-Nassr), han atraído a figuras globales como Cristiano Ronaldo para elevar el perfil de su competición doméstica, y han asegurado la organización del Mundial 2034. Incluso esta estrategia parece estar detrás de la llegada de futbolistas saudíes al fútbol europeo, como es el caso de Saud Abdulhamid a la Roma.
En este contexto, el Newcastle representaba una pieza estratégica ideal: un punto de entrada directo a la Premier League, la vitrina futbolística más poderosa del mundo. Casi como un calco de lo hecho por Qatar, esto permitiría una plataforma para proyectar la imagen del reino saudí en Occidente, y un medio para establecer vínculos comerciales con empresas británicas y ganar influencia en las estructuras del fútbol europeo. Un club con rica historia y base de hinchas apasionados, pero sin éxitos recientes, ofrecía la combinación perfecta de potencial transformador y costo relativamente accesible.
Sin embargo, materializar esta adquisición requirió superar obstáculos considerables durante un proceso que se extendió por 18 intensos meses. El principal escollo surgió en el ámbito del Test de Propietarios y Directores de la Premier League, donde el organismo consideró que no existía suficiente separación legal entre el PIF y el gobierno saudí. Esta postura significaba que, de aprobarse la compra, el gobierno saudí se convertiría efectivamente en director en la sombra del club, algo prohibido por las regulaciones de la liga.
La situación se complicó aún más debido al conflicto preexistente entre Arabia Saudita y Qatar, con el grupo mediático qatarí beIN Sports (propietario de los derechos de transmisión de la Premier League para toda la región del golfo y el norte árabe) jugando un papel protagonista en la oposición a la venta. En realidad, este problema no se originaba en el deporte, sino en el momento álgido de una tensión política siempre existente entre los dos reinos vecinos, por cuestiones históricos y del rol que ambas naciones proyectan en el tablero geopolítico siempre complejo de medio oriente. Así, el CEO de beIN, Yousef Al-Obaidly, presionó activamente para bloquear la operación, argumentando que el gobierno saudí había respaldado la piratería de sus transmisiones a través del servicio ilegal beoutQ.
A estas presiones se sumaron las organizaciones de derechos humanos, que calificaron la tentativa de compra como un intento de “sportswashing”, y algunos clubes de la Premier League como Liverpool y Tottenham, temerosos del potencial competitivo que el respaldo financiero saudí podría otorgar al Newcastle.
En realidad, toda la discusión giraba en torno al dinero que podía inyectar el reino saudí en el Newcastle. Algo que aún hoy atemoriza al resto de los equipos de la Premier League. El Fondo de Inversión Pública (PIF), establecido en 1971, se ha convertido en uno de los vehículos de inversión más poderosos del planeta, con activos estimados en aproximadamente 925.000 millones de dólares. Esta cifra supera el PIB de la mayoría de los países y eclipsa los recursos combinados de todos los propietarios de los clubes de la Premier League. A diferencia de otros fondos soberanos, el PIF opera bajo el control directo del gobierno saudí, con el príncipe heredero Mohammed bin Salman como presidente del consejo y Yasir Al-Rumayyan como gobernador, lo que difumina las líneas entre intereses estatales y comerciales.
El punto de inflexión llegaría en octubre de 2021, tras una intensa campaña de los propios hinchas del Newcastle y parlamentarios británicos exigiendo transparencia en el proceso. Arabia Saudita levantó su prohibición sobre la transmisión de beIN Sports en su territorio y proporcionó “garantías legalmente vinculantes” de que el Reino de Arabia Saudita no controlaría el club. Esto permitió finalmente que la adquisición se concretara por aproximadamente 305 millones de libras esterlinas, con el fondo saudí obteniendo una participación mayoritaria del 80%.
Un modelo de gestión contra todo pronóstico
Al frente de esta transformación se encuentra el propio Yasir Al-Rumayyan. Nacido en 1970, este empresario saudí se ha convertido en una de las figuras más influyentes del panorama deportivo y financiero global. Como estrecho aliado del príncipe heredero Mohammed bin Salman, Al-Rumayyan ha sido clave en la consolidación de poder del heredero tras la purga política de 2017. Además de dirigir el Newcastle, preside la petrolera estatal Saudi Aramco, la aerolínea Riyadh Air y gestiona el controvertido circuito LIV Golf, que ha sacudido los cimientos del golf profesional. Su cercanía y simpatía con Donald Trump es también conocida.

Cuando el PIF tomó el control del Newcastle, muchos esperaban una explosión de fichajes galácticos similar a la experimentada por el Manchester City tras su adquisición por el Abu Dhabi United Group en 2008. Sin embargo, la aproximación saudí al proyecto ha sido notablemente diferente, optando por una estrategia de construcción gradual y sostenible que ha sorprendido a propios y extraños.
El primer fichaje bajo la nueva era no fue una superestrella mundial, sino el lateral derecho inglés Kieran Trippier, procedente del Atlético de Madrid por 12 millones de libras. Una operación modesta que marcó la pauta de lo que sería la filosofía de gestión del club: inversiones inteligentes en lugar de derroches ostentosos. El nombramiento de Eddie Howe como entrenador, apenas un mes después de la adquisición, reforzó esta visión de proyecto a largo plazo, optando con un entrenador con experiencia en la Premier League pero sin ser un entrenador de la élite.
Esta estrategia calculada ha estado condicionada en parte por las estrictas reglas de Rentabilidad y Sostenibilidad (PSR) de la Premier League, que limitan las pérdidas permisibles para los clubes a 105 millones de libras durante un ciclo de tres años. A diferencia de lo ocurrido con el Manchester City, cuya adquisición se produjo antes de la implementación de estas regulaciones, el Newcastle ha tenido que navegar un entorno normativo mucho más restrictivo. Fue un acto reflejo de la Premier League ante esta adquisición.
Los resultados de esta aproximación comenzaron a materializarse con sorprendente rapidez. En la temporada 2022-23, el Newcastle no solo evitó el descenso que amenazaba cuando se produjo la adquisición, sino que logró clasificarse para la Champions League por primera vez en dos décadas. La temporada actual ha visto al equipo consolidarse entre los seis primeros de la Premier League, mientras conquistaba la Copa de la Liga y cortaba una sequía de setenta años.
Los recientes informes financieros confirman esta aproximación. Aunque el gasto salarial ha aumentado considerablemente, alcanzando los 218 millones de libras (superando por primera vez a uno de los miembros del tradicional “Big Six”, el Tottenham), el Newcastle ha logrado incrementar sus ingresos comerciales y por venta de entradas a niveles récord, reduciendo así su dependencia de las inyecciones directas del PIF.
Proyecto Newcastle United 2030
El haber llegado a la final de la Copa de la Liga parece haber sido el catalizador para que el PIF desvelara públicamente sus ambiciones a largo plazo. Apenas unos días antes del partido ante el Liverpool, Yasir Al-Rumayyan presidió una reunión de directorio en la que se lanzó oficialmente el denominado “Proyecto 2030”.
Este plan quinquenal busca establecer al Newcastle como una potencia consolidada en el fútbol inglés y europeo para finales de esta década. El objetivo es seguir cerrando la brecha de ingresos con el tradicional Big Six de manera orgánica (es decir, sin depender en exceso del PIF, o mejor dicho, hasta donde lo permita la Premier League) y trabajar para construir un plantel que sea competitivo en las etapas finales de cada competición en la que participe. La ambición se extiende también al equipo femenino, con el objetivo de lograr el ascenso a la Women’s Super League.
El Proyecto 2030 se articula en torno a cuatro pilares fundamentales:
- Conquista de trofeos: La victoria en la Copa de la Liga se considera solo el primer paso. Eddie Howe había identificado esta competición como el objetivo más realista para un primer trofeo cuando fue entrevistado para el puesto en 2021, y su consecución valida esta estrategia. La intención es seguir el modelo del Manchester City, que utilizó su triunfo en la FA Cup de 2011 como trampolín para convertirse en ganadores habituales.
- Nuevo estadio: Los planes incluyen la construcción de un nuevo recinto adyacente a St James’ Park, con capacidad para 68-69.000 espectadores y un costo estimado de 1.500 millones de libras. Alternativamente, se mantiene como plan B la modernización y ampliación del estadio actual por unos 800 millones. El objetivo es completar cualquiera de estos proyectos a principios de la década de 2030.
- Rejuvenecimiento del plantel: El director deportivo Paul Mitchell, quien reemplazó a Dan Ashworth en julio pasado, buscará reducir la edad promedio del equipo en el próximo mercado estival. La intención es combinar jóvenes talentos del extranjero con algunos jugadores domésticos ya establecidos, manteniendo a las principales figuras actuales como Alexander Isak.
- Cierre de la brecha de ingresos: A pesar de haber alcanzado ingresos récord de 320 millones de libras anuales, el Newcastle aún está lejos de las cifras manejadas por el “Big Six”: Arsenal (616,6 millones), Liverpool (614 millones), Tottenham (539,6 millones), Manchester City (715 millones) y Manchester United (661,8 millones). Cerrar esta brecha es crucial para permitir al club competir de igual a igual en términos de salarios y fichajes.
Un aspecto interesante del Proyecto 2030 es la aparente reticencia del PIF a inyectar dinero adicional a través de acuerdos de patrocinio con empresas relacionadas con Arabia Saudita. En cambio, existe una fuerte presión sobre el equipo comercial del Newcastle para atraer inversión externa, aunque esto podría cambiar dependiendo del resultado de la batalla legal en curso entre el Manchester City y la Premier League sobre las reglas de Transacciones con Partes Asociadas (APT).
Simultáneamente, el PIF está explorando activamente la creación de una red multiclub, siguiendo los modelos del City Football Group y Red Bull. Recientes informes vinculan al fondo saudí con el interés en adquirir un club en Brasil. El reciente acuerdo del Newcastle con Destra, una de las mayores agencias de licencias brasileñas, podría ser un paso en esta dirección.
El triunfo del Newcastle en la Copa de la Liga, poniendo fin a 70 años de sequía, aparece así no como un punto culminante, sino como el primer hito visible de una estrategia mucho más amplia que fusiona ambiciones deportivas con objetivos geopolíticos y económicos. Para los hinchas del Newcastle, representa la validación de su apoyo a la adquisición saudí y la promesa de un futuro brillante. Para el PIF y Arabia Saudita, es solo un paso más en su creciente influencia en el panorama futbolístico y económico global. Y para el resto del fútbol inglés, es una clara señal de que un nuevo gigante ha despertado en el noreste de Inglaterra, con la paciencia y los recursos para desafiar el orden establecido durante las próximas décadas.