Cuando Peter Lim adquirió el Valencia CF en 2014, el club vivía una profunda crisis financiera. Su llegada fue vista como un salvavidas, ya que prometía inversiones, estabilidad y devolver al club a la élite del fútbol europeo. De hecho, bajo su gestión inicial, el Valencia consiguió clasificar a la Champions League y ganar la Copa del Rey en 2019. El tema es que, más allá de un arranque promisorio, lentamente la situación comenzó a empeorar.
Las decisiones de Lim comenzaron a generar controversia. La salida abrupta de Marcelino y Mateu Alemany, dos de los principales artífices de aquel éxito, marcó un antes y un después. Desde entonces, la política en los mercados de pases, sumado a la idea de ajustar finanzas y, admeás, las ventas de jugadores importantes con la llegada de jugadores de menor valía hizo estallar a los hinchas cintra Peter Lim, el dueño singapurense. A esto se sumó la constante inestabilidad en el banco de suplentes.
En este punto, las decisiones de Peter Lim no solo afectaron lo deportivo, sino que también minaron la conexión histórica del club con los hinchas. El punto más crítico fue el abandono del proyecto del nuevo estadio, que permanece como un esqueleto de hormigón desde hace más de una década. Ellos no fueron los que tomaron la decisión de construirlo, pero sí de seguirlo hasta que, en 2019, fue Lay Hoon Chan, la elegida por Lim para que esté a cargo de Valencia, comunicara que no avanzarán con el estadio.
Además, la falta de comunicación y transparencia de la directiva, liderada por Anil Murthy (ahora ex presidente), alimentó la desconfianza.
El Valencia, tradicionalmente conocido por su identidad y orgullo local, comenzó a perder esa esencia bajo la gestión de Meriton Holdings. Desde hace varios años, por esta situación, Mestalla se convirtió en un escenario de panfletos y pancartas con el contundente “Lim Go Home”. Las asociaciones de aficionados, como Libertad VCF, han organizado manifestaciones tanto dentro como fuera del estadio, e incluso en las calles de Valencia. Estas protestas buscan presionar a Lim para que venda el club y permita un cambio en la propiedad.
El rechazo a Lim ha trascendido lo deportivo. Los hinchas consideran que su gestión ha llevado al club a perder su identidad y lo ha sumido en la mediocridad. En medio de este escándalo, ahora Lim decidió evitar vender el club y volvió a decir que no. Por eso, es el turno de Kiat Lim. Su hijo y actual vicepresidente de Thomson Medical Group, un grupo empresarial. El nuevo presidente que, ahora, asumirá el cargo tiene 31 años. Esa es la manera que tiene el dueño de mostrar que su contrato, con el club sigue vigente: su hijo de 31 años a cargo.