En modo MAGA, Infantino planea el “operativo retorno” de Rusia al fútbol

Las recientes declaraciones de Gianni Infantino en Belfast y su estrecho vínculo con Donald Trump parecen ser el inicio de una estrategia para reincorporar a Rusia al fútbol internacional. Sin embargo, en la UEFA todo parece ser mucho mas complejo.
Gianni Infantino en el Salón Oval junto a Donald Trump.

Gianni Infantino ha comenzado a mover las fichas en lo que parece ser el inicio de un “operativo retorno” para la reincorporación de Rusia al fútbol internacional. Las recientes declaraciones del máximo dirigente del fútbol mundial durante la reunión de la International Board (IFAB) en Belfast y su posterior visita a la Casa Blanca con Donald Trump, en plenas negociaciones para un cese al fuego, sugieren un cambio de tono respecto al aislamiento que vive el fútbol ruso desde el comienzo de la guerra con Ucrania en febrero de 2022.

“Todos esperamos que las conversaciones de paz tengan éxito, porque creo que es importante que las apoyemos para el mundo, mucho más que para el fútbol, para que tengamos paz. Si hay algún pequeño papel que el fútbol pueda desempeñar, una vez que se logre la paz, entonces, por supuesto, desempeñaremos nuestro papel, y esperamos que todos los países del mundo puedan jugar al fútbol”, expresó Infantino, dejando entrever una posible apertura hacia Rusia.

Estas declaraciones, que contrastan fuertemente con lo hecho y declarado previamente por la FIFA, se produjeron apenas días antes de que el presidente de la máxima confederación viajara a Estados Unidos para reunirse con Donald Trump, con quien estableció un grupo de trabajo para el Mundial de 2026 que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá. “Creo que es absolutamente crucial para el éxito de una Copa del Mundo tener una relación estrecha con el presidente Trump”, afirmó Infantino durante el encuentro.

Lo paradójico de la situación es que estas señales de posible flexibilización hacia Rusia se producen justo cuando la FIFA acaba de confirmar que el combinado ruso no podrá participar en el Mundial de 2026, algo que, de todos modos, ya se sabía. Oficialmente, Rusia sigue excluida de todas las competiciones internacionales, tanto de FIFA como de UEFA, y así permanecerá por lo menos en el corto plazo. Sin embargo, el tono y el contenido de las recientes declaraciones de Infantino sugieren que se está preparando el terreno para un eventual regreso del fútbol ruso al escenario internacional, a tono con el giro diplomático de Estados Unidos.

El caso ruso ha generado movimientos internos en el propio fútbol del país, donde incluso se llegó a barajar la posibilidad de que la Federación Rusa abandonara la UEFA para unirse a la Confederación Asiática de Fútbol (AFC). Sin embargo, en diciembre de 2023, la propia Federación Rusa decidió votar en contra de esta posibilidad, apostando por mantener su pertenencia a la UEFA a pesar de las sanciones. Sumado a que mas allá de la expulsión, Rusia sigue manteniendo su cuota de poder dentro del organismo europeo, es dado suponer que dentro del fútbol ruso existe la convicción de que el aislamiento será temporal, y que las condiciones podrían cambiar en un futuro no muy lejano.

El tablero geopolítico: Trump, Rusia, Ucrania y el nuevo equilibrio de poder

El posible regreso de Rusia a las competiciones internacionales no puede entenderse sin considerar el drástico cambio en el panorama geopolítico tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero de 2025. La política estadounidense hacia el conflicto ucraniano ha dado un giro radical, pasando del apoyo incondicional de la administración Biden a una postura que condiciona la ayuda militar a que Ucrania acepte términos que incluyen la explotación conjunta de sus recursos minerales. Este cambio de enfoque ha sorprendido incluso a los analistas internacionales por lo brusco de su implementación.

Un punto de inflexión en esta nueva dinámica fue el tenso encuentro entre Trump y el presidente ucraniano Volodímir Zelenskyy el pasado 28 de febrero en la Casa Blanca. Durante la reunión, Trump acusó a Zelenskyy de “jugar con la Tercera Guerra Mundial” y de no mostrar la debida gratitud hacia Estados Unidos. El encuentro, que debía servir para firmar un acuerdo sobre la explotación de recursos minerales ucranianos a cambio de apoyo y garantías de seguridad, terminó abruptamente con la cancelación de la rueda de prensa conjunta y la salida precipitada de Zelenskyy sin dar declaraciones. Si bien días después la relación se volvió a normalizar, con el presidente ucraniano publicando un comunicado conciliador, e incluso con el inicio de las charlas en Arabia Saudita para un cese al fuego, el daño a las relaciones ya está hecho, y la postura de Estados Unidos quedó marcada.

En este nuevo contexto las declaraciones de Infantino adquieren un significado más profundo. No parece casualidad que el presidente de la FIFA haya comenzado a suavizar su discurso respecto a Rusia días antes de su encuentro con Trump, con quien mantiene un vínculo estrecho de larga data. De hecho, apenas Trump asumió nuevamente, ya se podía ver en el Salón Oval una réplica de la Copa del Mundo que la FIFA le regaló. Este acercamiento se había manifestado incluso antes de su toma de posesión, cuando la familia Trump estuvo presente en el sorteo del Mundial de Clubes y el propio presidente, aún no asumido, envió un video con un saludo.

La postura de Infantino contrasta con la firme oposición de la Federación Ucraniana de Fútbol (UAF) a cualquier retorno de Rusia antes del fin del conflicto. En un comunicado reciente, la UAF afirmó que permitir el regreso de Rusia a las competiciones internacionales “normalizaría la agresión, socavaría los principios sobre los que se construye el deporte internacional y significaría ignorar el sufrimiento de miles de ucranianos, incluidos miembros de la comunidad futbolística, que han perdido la vida defendiendo nuestro país”. Para Ucrania, la posición es clara: la suspensión debe mantenerse mientras continúe la guerra, mas allá de un temporal cese al fuego.

El presidente de la FIFA se encuentra así en una posición delicada, tratando de navegar entre las presiones geopolíticas y los intereses económicos. Su acercamiento a Trump sugiere que está apostando por alinearse con el nuevo equilibrio de poder que se está configurando a nivel global, donde la postura hacia Rusia podría ser más conciliadora que en años anteriores. La pregunta es si esta estrategia le permitirá mantener el difícil equilibrio entre las diferentes facciones del fútbol mundial, especialmente dentro de la UEFA, que mantiene una posición mucho más compleja respecto a la exclusión de Rusia.

El “factor Rusia” y la situación interna en la UEFA

El debate sobre el posible retorno de Rusia la FIFA y la UEFA encuentra a los dos organismos en una “guerra fría” que vienen manteniendo hace tiempo, y que se desarrolla bajo la superficie de las cortesías institucionales. La confrontación entre Gianni Infantino y Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, se manifiesta en prácticamente todos los asuntos del fútbol internacional. El trasfondo de esta disputa revela un conflicto latente por el control del fútbol mundial y sus ingresos. Ambas confederaciones compiten por el dominio del calendario internacional, los derechos televisivos y las competiciones que generan mayores beneficios.

Sin embargo, mientras que en la FIFA todo se hace a voluntad de Infantino, en la UEFA la situación es mucho mas compleja, involucra a varios actores y excede cualquier disputa comercial. Es por eso que los últimos movimientos de Ceferin también resultan llamativos. Recientemente el presidente de la UEFA hizo declaraciones sobre la situación política europea que desataron la polémica. En una reciente entrevista con el diario esloveno Delo, Ceferin afirmó que “en el mundo occidental la libertad de expresión ya no existe”, y criticó a los políticos europeos por su actitud hacia Rusia. “Los funcionarios europeos se sorprenden de que no estén involucrados en las conversaciones sobre Ucrania cuando ellos mismos han dicho que no están dispuestos a dialogar con Rusia al respecto”, señaló.

La posición del director de asociaciones nacionales de la UEFA, Zoran Lakovic, añade otro elemento a esta ecuación. Durante el reciente congreso de la Federación Rusa de Fútbol, Lakovic expresó su esperanza de que “este año el deporte ruso, incluida la selección nacional de fútbol, finalmente regrese a donde estaba antes de esta situación”, refiriéndose a su exclusión de las competiciones internacionales. “Regresarán a la familia deportiva europea”, añadió, en lo que parece ser un mensaje contradictorio con la línea oficial de la UEFA. Estas declaraciones sugieren que incluso dentro de la confederación europea existen diferentes sensibilidades respecto al caso ruso.

Pero aunque las declaraciones de Ceferin y Lakovic podrían interpretarse como una señal de apertura hacia Rusia, dista mucho de haber una posición homogénea entre las federaciones europeas. Primero habría que separar a la UEFA en tanto organismo de las decisiones de las distintas federaciones, mas ligadas en este caso a la coyuntura política nacional en cada caso. De hecho, a pesar de la suspensión, Rusia mantiene cierta presencia en el más alto nivel del organismo europeo: además de Alexander Dyukov, presidente de la federación rusa y hasta hace poco miembro del Comité Ejecutivo, otros 13 funcionarios rusos ocupan posiciones de poder en diversos comités, superando incluso la representación ucraniana. Esta situación, y los distintos intentos de la UEFA de cierta “vuelta velada” de Rusia a competir en Europa, han generado críticas por parte de varias federaciones miembro, especialmente de la región del báltico, que podrían formar un frente interno de oposición si Ceferin intentara flexibilizar la postura hacia Rusia.

El propio presidente de la UEFA lo confirmó cuando se refirió a su fallido intento de reintegrar a las selecciones juveniles rusas en 2023. “Nuestra propuesta fue brutalmente atacada. Un presidente de una federación incluso tuvo que dimitir. Los medios fueron contra la UEFA y, al final, todos retrocedieron diciendo: ‘Queremos que Rusia vuelva, pero nuestros gobiernos no lo permitirán'”, reveló. En aquella ocasión, la UEFA argumentó que los jóvenes jugadores no deberían ser castigados por conflictos políticos. Sin embargo, según confirmó el mismo Ceferin, los distintos gobiernos presionaron a sus federaciones para que no se lleve a cabo esta medida.

Teniendo en cuenta esto, vale entonces también mencionar que a nivel geopolítico, tras el tenso encuentro entre Trump y Zelenskyy, la Unión Europea ha mostrado un alineamiento casi total con Ucrania, lo que complica aún más cualquier movimiento hacia la normalización de relaciones con Rusia en el ámbito futbolístico. Esta dinámica contrasta con la aparente apertura de la administración Trump hacia Moscú, creando un escenario donde la FIFA y la UEFA podrían encontrarse en posiciones opuestas respecto al futuro del fútbol ruso. Si bien tras el incidente Ucrania y Estados Unidos acercaron posiciones, al punto tal de que Zelenskyy aceptó los términos de un eventual cese al fuego, lo cierto es que en Europa todos saben que esa relación es inestable y pende de un hilo.

En esta compleja partida de ajedrez, Infantino parece estar posicionándose para un escenario post-conflicto, anticipándose a los eventuales movimientos de la UEFA. La reciente decisión de Dyukov de no presentarse a la reelección en el próximo congreso de la confederación europea, podría formar parte de esta estrategia más amplia. Al retirarse temporalmente de los órganos de gobierno de la UEFA, Rusia evita una confrontación directa que podría complicar su eventual retorno, mientras se prepara para aprovechar el nuevo contexto geopolítico que parece estar configurándose.

Sin embargo, todos estos movimientos parecen quedar chicos ante lo que parece ser obvio, al menos en el ámbito de la UEFA: sólo un cambio en la postura de Ucrania y la Unión Europea hacia Rusia al mas alto nivel podría provocar las condiciones para que, por decantación, vuelva al fútbol europeo. Y es aquí donde, dadas ciertas condiciones, podríamos ver a Infantino presionando a las distintas federaciones, especialmente aquellas que mas ayuda de la FIFA necesitan en materia financiera, para que cambien su postura llegado el caso. Así, el futuro del fútbol ruso en el escenario internacional sigue siendo incierto, pero los recientes movimientos de Infantino sugieren que la FIFA está preparando el terreno para su eventual regreso. El “operativo retorno” ya parece estar en marcha.

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Nahuel Lanzón

Experto en ver fútbol de países que ni la gente de ese país ve. Me gusta mucho analizar listas de selecciones antes de cualquier torneo internacional. Relator oficial (?) del fútbol exótico en Twitch.
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