Bruno Henrique, una de las figuras más destacadas del Flamengo en los últimos años y pieza clave en la conquista de la Copa Libertadores 2019 y 2022, se encuentra en el centro de una investigación que amenaza con sacudir los cimientos del fútbol brasileño. El delantero, que desde su llegada al club carioca en 2019 se ha convertido en uno de los referentes del equipo más popular de Brasil, está siendo investigado por la Policía Federal por presunta manipulación de resultados vinculada a apuestas deportivas.
La investigación, que involucra también a familiares directos del jugador, se centra en un partido disputado en noviembre de 2023 entre Santos y Flamengo, donde una serie de apuestas inusuales sobre una posible amonestación al delantero dispararon las alarmas de los organismos de control. El caso ha escalado rápidamente hasta convertirse en uno de los episodios más delicados en la carrera del atacante, quien mantiene el apoyo público de su club mientras la investigación avanza.
Un partido bajo sospecha
El encuentro que desató la investigación se disputó el 1 de noviembre de 2023, cuando el Flamengo visitó al Santos en el marco del Brasileirao. Con el equipo carioca perdiendo 2-1 en los minutos finales, Bruno Henrique protagonizó una jugada que terminó con una tarjeta amarilla y posteriores protestas que pudieron derivar en expulsión. Lo que parecía una acción más del juego se transformó en el epicentro de una investigación federal cuando se detectaron patrones inusuales de apuestas.
La Asociación Internacional de Integridad en Apuestas (IBIA) detectó trece apuestas realizadas en diferentes casas de apuestas que apuntaban a un mismo evento: la amonestación de Bruno Henrique. Estas apuestas, realizadas por nueve apostadores diferentes, presentaban características que levantaron sospechas inmediatas: montos similares, realizadas en un corto período de tiempo y, en varios casos, por el monto máximo permitido.
El entramado familiar y las apuestas
La investigación ha revelado que las apuestas sospechosas se originaron principalmente desde dos grupos distintos ubicados en la región de Minas Gerais, específicamente en Belo Horizonte. Uno de estos grupos está compuesto por familiares directos del jugador: su hermano, su cuñada y una prima, mientras que el segundo grupo estaría formado por personas sin aparente conexión con el futbolista.
Un detalle que llamó la atención de los investigadores fue que la mayoría de las cuentas utilizadas para realizar las apuestas fueron creadas el día anterior o el mismo día del partido. Este patrón, sumado a la concentración geográfica de las apuestas y la vinculación familiar, llevó a la Policía Federal a realizar doce órdenes de búsqueda e incautación como parte de la operación denominada ‘Spot-fixing‘.
Brasil y la crisis de las apuestas deportivas
El caso de Bruno Henrique no es un hecho aislado sino que se suma a una preocupante serie de investigaciones por manipulación de resultados en el fútbol brasileño. La investigación presenta similitudes con el caso de Lucas Paquetá, exjugador del Flamengo y actual figura del West Ham, quien también está siendo investigado por la Asociación de Fútbol inglesa por patrones sospechosos de apuestas relacionadas con tarjetas.
La situación ha llevado a la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) a reforzar sus mecanismos de control y colaboración con entidades internacionales. De hecho, fue la propia CBF quien, tras recibir el informe de la IBIA, activó los protocolos que derivaron en la investigación policial. La gravedad del asunto se refleja en que, de confirmarse los hechos investigados, los implicados podrían enfrentar penas de hasta seis años de prisión según la Ley General del Deporte.
Mientras la investigación avanza, el Flamengo ha manifestado su apoyo al jugador a través de un comunicado oficial, destacando la presunción de inocencia y permitiendo que Bruno Henrique continúe con sus actividades profesionales con normalidad. Sin embargo, el caso ha abierto un nuevo capítulo en la compleja relación entre el fútbol brasileño y las apuestas deportivas, un problema que ya ha involucrado a más de veinte jugadores en investigaciones similares durante los últimos años.