En un movimiento que trasciende lo deportivo, el Bodø/Glimt se ha convertido en el primer equipo de su país en alcanzar las semifinales de una competición europea. El modesto conjunto del norte de Noruega eliminó a la Lazio en Roma por penales en los cuartos de final de la UEFA Europa League, escribiendo así un nuevo capítulo en su fascinante historia. Este hito representa la culminación de una transformación que ha llevado a un club de una pequeña ciudad del Círculo Polar Ártico a competir de igual a igual con los grandes del continente.
Lo interesante es cómo este éxito esconde tras de sí una compleja red de factores deportivos, económicos y culturales que reflejan la creciente influencia de un modelo alternativo de gestión futbolística en Europa, y cómo la propia trayectoria del club refleja esta situación.
Orígenes e historia: la lucha contra la geografía y los prejuicios
El Fotballklubben Bodø/Glimt fue fundado el 16 de septiembre de 1916 en la ciudad de Bodø, al norte de Noruega. Nació con el nombre “Glimt“, que en noruego significa “destello” o “rayo”. Los inicios fueron modestos: Bodø no contaba con otros equipos de fútbol en ese momento, por lo que el primer partido del Glimt tuvo que jugarse contra un equipo del Instituto de Bodø, siendo el único contrincante disponible en la ciudad.
A pesar de su tardía aparición (otras localidades de la región de Nordland ya tenían clubes consolidados antes de 1916), Bodø/Glimt rápidamente mostró destellos de su potencial. En 1919 conquistó su primer título al ganar el campeonato del condado de Nordland. Sin embargo, los años 1920 trajeron dificultades: el entusiasmo inicial decayó, el club atravesó problemas económicos e incluso se consideró una fusión con un club de esquí local para sobrevivir.
Aunque dominaba el fútbol norteño, durante décadas Bodø/Glimt estuvo ausente de la élite nacional debido a barreras geográficas y administrativas. Hasta 1963 los equipos de Nord-Norge ni siquiera podían competir en la Copa de Noruega, y fue precisamente ese año cuando el Glimt demostró su nivel sorprendiendo con una destacada actuación copera, alcanzando la cuarta ronda tras golear 7-1 a un rival y eliminar al poderoso Rosenborg en Trondheim.
La verdadera integración al fútbol grande tardó en llegar: no fue hasta 1972 que se permitió a los clubes del norte disputar el ascenso a la primera división nacional. Esta restricción se basaba en la idea preconcebida de que los equipos norteños “no podían competir al mismo nivel” que los del sur, además de las dificultades logísticas. Bodø/Glimt, junto con Tromsø IL, terminarían siendo pioneros en derribar ese muro: son de los únicos clubes de Nord-Norge que han logrado jugar en la máxima categoría noruega.

El cambio de reglas en 1972 abrió la puerta, pero las trabas persistieron unos años más. De 1973 a 1976, la segunda división se dividió en tres grupos (uno para equipos del norte y dos para los del sur). Increíblemente, los campeones de los grupos sureños ascendían directamente, mientras que el campeón del grupo norteño debía jugar un play-off contra dos subcampeones del sur para ganarse el ascenso. Este sistema desigual causó gran resentimiento en el norte.
Paradójicamente, en 1975 el Glimt logró un éxito histórico al conquistar la Copa de Noruega –primer club del norte en lograr un título nacional–, pero ni siquiera ese logro le garantizó un cupo en primera división debido al formato discriminatorio de ascensos. Finalmente, en 1976 Bodø/Glimt rompió el maleficio, ganando con autoridad su play-off de ascenso y asegurando su plaza en la élite.

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La temporada 1977 marcó el brillante debut de Bodø/Glimt en primera división. Contra todo pronóstico, aquel año el recién ascendido terminó subcampeón de liga y de copa, cayendo en ambas competiciones solo ante el fuerte Lillestrøm SK. Glimt asombró al país y confirmó que el norte podía competir de igual a igual.
Tras periodos de altibajos, descensos y regresos, el club vivió un período de estabilidad en la élite durante los años 90, con momentos destacados como el subcampeonato de liga y el título de Copa en 1993. Sin embargo, los años 2000 trajeron nuevas dificultades, con varios descensos y problemas financieros que pusieron en riesgo la continuidad del club.
Del anonimato al protagonismo europeo
El Bodø/Glimt ha experimentado en los últimos años una notable transformación, pasando de la incertidumbre deportiva a consolidarse como un fenómeno futbolístico nacional e incluso internacional. Este cambio comenzó a gestarse en 2017, cuando tras descender el año anterior, el equipo aprovechó su estancia en segunda división para apostar por el talento joven y construir cimientos sin la presión inmediata de la élite.
Una pieza clave fue la dirección deportiva: Aasmund Bjørkan, exjugador del club, asumió como entrenador y condujo al equipo a un ascenso contundente, ganando la segunda división con 16 puntos de ventaja sobre el segundo. Tras esa exitosa temporada, Bjørkan dejó el banquillo para asumir como director deportivo, cediendo el puesto de entrenador a su asistente, Kjetil Knutsen, a partir de 2018.
Bajo el mando de Knutsen, Bodø/Glimt inicialmente solo aspiraba a mantener la categoría (fue 11º en 2018). Pero muy pronto su proyecto comenzó a dar frutos espectaculares: en 2019 finalizó segundo en la liga noruega y en 2020 consiguió su primer título de campeón nacional, rompiendo la hegemonía de los equipos del sur como Rosenborg o Molde. Lo más impresionante fue la forma: invicto y con un juego ofensivo deslumbrante que batió récords de goles y puntos.
El éxito no fue flor de un día: en 2021 revalidó el título liguero, demostrando la solidez del proyecto. Ese mismo año, Bodø/Glimt sorprendió a Europa al golear 6-1 a la Roma de José Mourinho en la fase de grupos de la Conference League, resultado que puso al equipo noruego en el mapa del fútbol continental.

Las actuaciones europeas continuaron mejorando: en 2022 llegó a cuartos de final de la Conference League, y en 2023 se clasificó para la fase de grupos de la Europa League. En 2024, su histórica eliminación de la Lazio en cuartos de final para convertirse en el primer equipo noruego en alcanzar unas semifinales europeas ha llevado al club a nuevas cotas de reconocimiento internacional.
Todo este ascenso ha ido acompañado de una política de desarrollo de juveniles y ventas inteligentes. Jugadores como Jens Petter Hauge (vendido al AC Milan) o Patrick Berg (transferido al Lens francés) son ejemplos de cómo el club ha sabido formar talento y obtener plusvalías importantes que han permitido seguir fortaleciendo el proyecto.
Un modelo de gestión alternativo en Europa
En 2016, cuando Bodø/Glimt descendió de categoría, la directiva trazó un nuevo modelo de gestión basado en “nuestros propios medios” (vårres måte) y con dos pilares fundamentales: sostenibilidad (bærekraft) y desarrollo (utvikling). Esta estrategia, delineada por el director general Frode Thomassen, buscó garantizar un crecimiento sostenido sin perder la identidad del club.
La reestructuración financiera ha sido notable: en 2017 el club tenía solo 4 millones de dólares en ingresos, mientras que para 2024 esa cifra se ha disparado hasta casi 60 millones de facturación. Este salto espectacular —multiplicando por más de 14 sus ingresos en siete años— es fruto de varios factores: premios por competiciones europeas, importantes traspasos de jugadores formados en el club, y un incremento en patrocinios e impacto comercial.
A diferencia de otros clubes que al experimentar éxito repentino aumentan desproporcionadamente sus gastos, Bodø/Glimt ha mantenido una política de reinversión prudente. Solo en 2024, el club obtuvo unos 6 millones de dólares de beneficio neto, después de haber registrado aproximadamente 4 millones de beneficio en 2023. Estas ganancias se han destinado a fortalecer los fondos propios de la institución, preparando al club para el futuro.
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Registrate ahoraEn el aspecto deportivo, Kjetil Knutsen ha sido fundamental. Su trasfondo como pedagogo (posee título de maestro) se refleja en su manera de dirigir: sabe comunicar ideas de forma sencilla y clara, y concibe el equipo como un entorno de aprendizaje constante. Esta base pedagógica ha favorecido “un enfoque sociocultural del aprendizaje, donde los principios de aprender en comunidad son fuertes”.
Knutsen ha inculcado una ética de trabajo donde nunca se está satisfecho del todo. En cada entrevista habla de rendimiento, aprendizaje y desarrollo, evitando cuidadosamente la autocomplacencia. Tanto es así que rehúye usar la palabra “éxito”; ni él ni los dirigentes del club quieren pronunciarla. En lugar de ello, tras cada victoria insisten en identificar qué se puede mejorar.
Otro pilar del desarrollo del club es su compromiso con la formación de jugadores de la región. Ha fortalecido su academia (Glimt-akademiet) e iniciativas de base, entendiendo que nutrir el primer equipo con talento local no solo es más económico que fichar estrellas, sino que además refuerza el vínculo con la comunidad.
La inversión en infraestructura también refleja esta visión de futuro: actualmente se encuentra en construcción la Arctic Arena, un nuevo estadio con capacidad para 10.000 espectadores que será un referente arquitectónico en el Círculo Polar Ártico, incorporando soluciones ecológicas y un concepto arraigado en la identidad local.
Otro factor determinante es el vinculo con su lugar. La ciudad de Bodø, con apenas 55.000 habitantes, ha visto en el club una fuente de cohesión e identidad colectiva. A medida que los éxitos llegaron, la ciudad se volcó con su equipo como nunca antes.
La responsabilidad social del Bodø/Glimt ha cobrado forma en proyectos concretos, muchos de ellos alineados con objetivos globales de sostenibilidad. En 2021, el club lanzó la iniciativa “Gi ALT for en bærekraftig fremtid” (Dar TODO por un futuro sostenible), como parte de su programa Action Now. Este proyecto busca utilizar la plataforma del fútbol para concienciar y actuar en favor del medio ambiente y la sostenibilidad en la región de Nordland.
El éxito del Bodø/Glimt ha generado admiración no solo entre los aficionados, sino también en algunos ámbitos políticos y académicos. El club ha pasado a ser visto casi como un caso de estudio de desarrollo exitoso en una zona alejada de las urbes principales. Políticos locales, sociólogos e incluso el Fondo Soberano de Noruega toman inspiración de su modelo de gestión. Además, contrasta con los modelos de gestión actual en la elite europea, que tienen un enfoque totalmente distinto a la hora de pensarse en el contexto local y del fútbol. Ahora, están a tan solo tres partidos de un logro que sería histórico por varias razones. Pero en realidad, el proyecto ya ha dado frutos: nadie duda de que si este año no logran el título, seguirán compitiendo año tras año.