El United en pie de guerra para defender sus tradiciones

En el arranque del 2025, el Manchester United es noticia por varias razones. En primer lugar, lógico, por los llamativos resultados que cosecha, pero también por el movimiento que empezó a generarse desde las cúpulas y que tiene una exigencia grande en sus bases.

De las intenciones de destruir la escencia del Old Trafford para construir un estadio de más de 100 mil personas, hasta las marchas de hinchas pasando por un caos con múltiples empleados que fueron despedidos. La faraónica construcción superará la capacidad de 90 mil personas de Wembley. Nombrado como un proyecto positivo, las dudas aparecen por doquier porque la tradición se pierde. La historia le daría lugar a la tecnología, pero a costa de qué.

Si bien para el mundo del fútbol la transformación del Old Trafford puede ser un ultraje por lo que significa derribar tan mítico estadio, las críticas para los vecinos del estadio son distintas. La mirada es distinta. En una nota de The Guardian -medio que suele ser crítico de este tipo de movidas-, la periodista Rachel Keenan recoge varios comentarios. La mayoría habla sobre la necesidad de una actualización del barrio, ya que es una zona “dormida” en días que no hay partido y, de esta manera, podría haber mayor actividad los días de semana. También hace referencia a la necesidad de actualizar el estadio que “parece una fábrica abandonada” (SIC).

Sin embargo, en el horizonte aparece otra crítica que no tiene que ver con la tradición, si no con un hecho concreto. Uno de los consultados en la nota de este medio inglés aseguró: “Creo que la regeneración está bien, pero va a costar una fortuna. Y después de la regeneración, para la gente que vive allí no será nada barato mantenerse allí”. Las posibilidades de una migración del barrio producto de los precios son altas. La transformación urbanística, entre otras cosas, hace que se modifique -por completo- el lugar y eso afecta a los vecinos.

Jim Ratcliffe, nuevo dueño del United junto con Glazer, redobló esa apuesta: “No es solo un estadio nuevo, es mas que un estadio. Cuanto más icónico o más extraordinario sea el estadio, más exitoso será el plan. Un buen ejemplo es la Torre Eiffel, vas a París, te alojas en un hotel, vas a la Torre Eiffel y gastas dinero. Tenemos mil millones de personas en todo el mundo y todas querrán visitar este estadio”. El tema es que esa modernización se llevó gente consigo.

El Manchester United tiene dos dueños grandes. Los hermanos Glazer y Jim Ratcliffe. Sobre los Glazer se ha hablado mucho en estos últimos años y las críticas a este grupo estadounidense ya se han multiplicado. No obstante, en este último tiempo empezó a sacar la cabeza Ratcliffe, un ingeniero británico que es dueño de INEOS, un gigante petroquímico que fundó en 1998 y quien el año pasado aumentó su participación en el United.

INEOS no solo es dueño del United, también tiene otros clubes. Su primer paso en el fútbol fue con la compra del Laussane Sport, un club suizo que no tiene mucha relevancia a nivel internacional, pero si a nivel local. También dos años después, en 2019, adquirió el OGC Niza, equipo histórico de la Ligue 1 con ambiciones de crecimiento.

Las primeras decisiones que tomó Ratcliffe al hacerse con el control del club pasaron por el despido de una gran cantidad de personas. Echaron, al menos, a 450 personas del club y lo hizo con la excusa de “sanear” la institución. Entre los echados hay casi 80 personas de empleados del departamento de ojeadores, perosnas de adiministración y hasta decretaron el cierre del comedor del club. Es decir, los dueños decidieron el cierre de casi todas las dependencias que, por otro lado, más o menos funcionaban.

A raíz de esta toma de decisiones, miles de fanáticos organizaron una protesta masiva en la previa del partido del último domingo ante Arsenal. La queja es una que se viene manteniendo desde hace un tiempo: contra los dueños. Por esta razón, un grupo de la agrupación 1958, que recuerda el brutal accidente que sufrió la escuadra aquel año. Otro detalle llamativo, e histórico, fue el despliegue de bengalas rojas, amarillas y verdes, los colores de Newton Heath, el nombre original del club antes de convertirse en Manchester United en 1902.

A todo esto también se están desprendiendo de todo tipo de cosas. Una motosierra a nivel de clubes. El United también podría cerrar su oficina de Londres, pero los directivos del club insisten en que mantendrán una presencia en la capital para comercializar y vender a socios globales. También eliminaron el estatus de Sir Alex Ferguson como embajador pago. Una gloria del club.

También, el multimillonario lanzó: “Algunos de los jugadores no son lo suficientemente buenos y otros probablemente están sobrepagados. Pero para que podamos formar un equipo del que seamos totalmente responsables y ante el que debamos rendir cuentas, llevará tiempo. Tenemos este período de transformación en el que pasamos del pasado al futuro”. Eso, por supuesto, despertó el enojo de los jugadores como, por ejemplo, Bruno Fernandes. “No creo que a ningún jugador le guste oír críticas ni cosas que le digan, como que no es lo suficientemente bueno o que le pagan de más. El club es el que se compromete a pagar”, dijo.

A cada momento, la situación del club y del Manchester United está cerca del estallido.

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Federico Lamas

Periodista. Historias y deportes. Si se pueden mezclar mejor. Trabajé en El Gráfico, Canal Trece y Diario Popular. Ahora como editor de deportes en El Destape. Cubrí Juegos Olímpicos, elecciones, marchas y una vez me subí a un auto para seguir a tres prófugos. Escribo crónicas. Algunas salen. La objetividad es una mentira, lo que importa en el periodismo es la mirada.
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