El fútbol francés enfrenta una nueva crisis que amenaza con sacudir sus cimientos económicos. DAZN, la plataforma británica que posee los derechos de transmisión de ocho de los nueve partidos semanales de la Ligue 1, evalúa no realizar el pago correspondiente al 15 de febrero, según reveló la cadena RMC. Esta decisión, que podría desencadenar un terremoto en las finanzas del fútbol galo, expone las tensiones subyacentes entre el broadcaster y la Liga de Fútbol Profesional (LFP) por la lucha contra la piratería y el rendimiento económico del acuerdo.
La amenaza de DAZN a la Ligue 1
La crisis actual tiene sus raíces en un verano turbulento, cuando DAZN se hizo con los derechos de transmisión de la mayoría de los partidos de la Ligue 1. La plataforma de streaming, que ha invertido fuertemente en el mercado francés, se encuentra ahora en una posición de fuerza frente a la LFP, presidida por Vincent Labrune, utilizando la amenaza de no pago como herramienta de presión.
El conflicto se intensificó después de que la LFP emitiera un comunicado celebrando victorias en la lucha contra la piratería, algo que DAZN considera, como mínimo, prematuro. La plataforma británica reprocha a la liga francesa una falta de efectividad en el combate contra las transmisiones ilegales, un problema que afecta directamente a su modelo de negocio y capacidad de monetización.
La situación ha generado preocupación entre los presidentes de los clubes franceses, dividiéndolos en dos grupos claramente diferenciados. Por un lado, están aquellos cercanos a Labrune que intentan minimizar la crisis, asegurando que DAZN cumplirá con sus obligaciones. Por otro, un grupo creciente de dirigentes comienza a mostrar signos de inquietud ante las posibles consecuencias financieras de este conflicto.
El presidente de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Philippe Diallo, ha intentado mediar en la situación, anunciando una reunión crucial para marzo que reunirá a todos los actores involucrados: clubes, difusores, ministerio y liga. Sin embargo, la amenaza de DAZN de no realizar el pago de febrero podría precipitar los acontecimientos antes de ese encuentro.
La gravedad de la situación ha llevado a la FFF a tomar medidas extraordinarias, como el aporte de 10 millones de euros para aliviar la tesorería de varios clubes en enero, con la promesa de repetir esta ayuda en la próxima temporada. Esta intervención de la federación evidencia la fragilidad financiera del sistema y la necesidad de encontrar soluciones estructurales.
Un negocio que no cierra
Los números detrás de la crisis revelan un panorama complejo para DAZN en el mercado francés. La plataforma ha logrado superar recientemente la barrera de los 500.000 suscriptores, una cifra que, si bien muestra un crecimiento respecto a los 400.000 abonados registrados en noviembre, está muy lejos del objetivo de 1,5 millones establecido inicialmente.
Este objetivo no es casual: el contrato incluye una cláusula que permite a todas las partes activar una salida el 1 de diciembre de 2025 si no se alcanza la meta de 1,5 millones de suscriptores. DAZN ha intentado impulsar el crecimiento de su base de usuarios a través de diversas ofertas promocionales, incluyendo un paquete especial de 69 euros para toda la segunda mitad de la temporada.
La situación en Francia replica, en cierta medida, los problemas que DAZN enfrenta en Italia, donde también considera que pagó un precio demasiado alto por los derechos televisivos en relación con la pérdida de suscriptores y el aparente declive del interés general por el fútbol en ese país. Sin embargo, la diferencia crucial radica en la fortaleza institucional de ambas ligas.
Las dificultades de DAZN se ven agravadas por lo que Diallo describe como “condiciones difíciles” de lanzamiento, incluyendo un proceso de licitación que se resolvió tardíamente y ajustes continuos en la política de precios. Además, la plataforma considera que fue víctima de cierto “desprestigio” durante su fase inicial de operaciones en Francia.
La inversión realizada por el propietario de DAZN, que recientemente inyectó cerca de 800 millones de euros en la plataforma, sugiere un compromiso a largo plazo con el mercado del streaming deportivo. Sin embargo, esta inyección de capital no garantiza la continuidad del actual modelo de negocio en Francia si los números no comienzan a mejorar sustancialmente.
La piratería como excusa o realidad
El argumento central de DAZN en su confrontación con la LFP se centra en la lucha contra la piratería, un problema que la plataforma considera insuficientemente atendido por las autoridades francesas. La comparación con otros mercados resulta especialmente reveladora: mientras en Inglaterra se destinan cincuenta personas para combatir la piratería durante un fin de semana de partidos, en Francia apenas tres personas se dedican a esta tarea.
Esta disparidad en los recursos destinados a combatir las transmisiones ilegales ha llevado al Ministerio de Deportes francés a reconocer la necesidad de brindar mayor apoyo a DAZN en este aspecto. Sin embargo, la plataforma parece estar utilizando esta situación como palanca de presión para renegociar aspectos más amplios de su relación con la LFP.
La crisis actual también ha expuesto tensiones preexistentes entre diversos actores del fútbol francés. CVC, importante socio financiero de la liga, se encuentra descontento, al igual que varios clubes que ven con preocupación la inestabilidad del actual modelo de derechos televisivos. Esta confluencia de descontentos podría estar siendo aprovechada por DAZN para fortalecer su posición negociadora.
La amenaza de no pago por parte de DAZN podría interpretarse como un intento de forzar una revisión más amplia del actual sistema de derechos televisivos en Francia. La plataforma parece estar utilizando la lucha contra la piratería como una excusa para abordar preocupaciones más profundas sobre la sostenibilidad de su inversión.
El desenlace de esta crisis podría tener implicaciones significativas para el futuro del fútbol francés. La reunión prevista para marzo se presenta como un momento crucial donde deberán abordarse no solo las preocupaciones inmediatas sobre la piratería, sino también cuestiones estructurales sobre el modelo de negocio de los derechos televisivos en Francia.