Donald Trump asumió como presidente de Estados Unidos y, nuevamente, tendrá el control de la botonera occidental. El magnate, ahora, sumará un nuevo capítulo para su carrera política y toma el poder tras haber ganado las últimas elecciones.
Más allá de la situación geopolítica, lo que a este medio le interesa tiene que ver con el deporte. Y Donald Trump va a ser el presidente del país que va a organizar el próximo Mundial en su propio suelo. Cuando el actual mandatario estadounidense dejó la presidencia se fue peleado con varios deportistas y asociaciones. El seno de la NBA y la Selección de Fútbol Femenino de Estados Unidos fueron los principales “rivales” deportivos que tuvo la organización de Donald Trump. Principalmente por sus constantes ataques a los derechos de las minorías.
En este punto, en la previa de la asunción, Trump hizo varios comentarios que apuntan directamente al deporte y, por otro lado, varios movimientos que están alrededor de sus políticas. En este punto, la geopolítica alrededor de los eventos deportivos también aparece. Con respecto a este caso, por ejemplo, la presencia de Gianni Infantino en la asunción del mandatario muestra un apoyo al nuevo mandatario de cara al Mundial 2026. El hombre que más cerca está del poder de turno.
En medio de estos nombres aparece un hombre clave y “nuevo” en el organigrama del poder. Se trata de Barron Trump, uno de los hijos de Donald Trump que es fanático del fútbol y, entre otras cosas, jugó en las divisiones del DC United. El joven aparece ahora como un nuevo nexo con el mundo del fútbol mundial y la persona encargada para desarrollar lo que tiene que ver con el fútbol en el país. Al respecto se abren varias dudas que tienen que ver con la organización del próximo Mundial 2026.
La FIFA tendrá que hacer un equilibrio milimétrico para llevar a buen puerto la Copa del Mundo porque, entre otras cosas, se organizará junto con México, un país que empieza a tener problemas con la administración de Trump, principalmente por la diferencia entre el mandatario y Claudia Sheinbaum, además por la implementación de políticas anti-inmigración que puede desatar nuevos problemas entre ambos países. Esto significa un desafío para la FIFA que, en principio, parece haber elegido un bando con la presencia de Infantino en la asunción del mandatario.
Por otro lado, con respecto a otro tema que fue polémico en 2024: se trata de la participación de atletas transgénero en deportes. En un su discurso previo, aseguró que tomará medidas para “mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos”, haciendo un claro ataque a las deportistas transgéneros. Y, en ese punto, vale decir que los próximos Juegos Olímpicos se llevarán adelante en Los Ángeles, en 2028, y justamente el COI tiene una mirada aperturista para aceptar deportistas muy distinta a la que quiere expresar Donald Trump.
De hecho, en los últimos Juegos Olímpicos hubo un gran debate sobre Imane Khelif, una boxeadora intersexual que estuvo en el centro de la escena por su situación. Incluso, Elon Musk, actual ministro de Donald Trump encabezó una campaña de desprestigio en la red social que le pertenece.
Saliendo de las dos grandes citas, entre otras cosas, la presidencia de Donald Trump también aparece como una competencia a las grandes inversiones de Medio Oriente en deportes para darle paso a las mismas inversiones -y más agresivas- estadounidense. Incluso, tras haber ganado las elecciones aseguró que se iba a involucrar en el conflicto entre el PGA (Asociación de Golf) y el Fondo de Arabia Saudita, que quería hacer un circuito propio.
Más allá de estas situaciones, desde ya, se espera una mayor participación de la NBA -una guerra política- y una preponderancia -aún más grande- de la NFL.