El fútbol francés está viviendo una crisis sin precedentes, especialmente en su fútbol de ascenso. Los hinchas de los distintos equipos de la Ligue 2, la segunda división del país galo, han declarado la guerra a BeIN Sports, la señal oficial del torneo. El detonante: un cambio en la programación de los partidos que ha desatado una ola de protestas que ya escaló a actos de vandalismo en varios encuentros, con varios móviles de transmisión siendo atacados. ¿Cómo se llegó a esta situación y qué consecuencias puede tener para el fútbol francés?
El detonante: Cambios en la programación de la Ligue 2
La chispa que encendió este conflicto fue la decisión de BeIN Sports de modificar la programación de los partidos de la Ligue 2 para la temporada 2024-2025. La cadena qatarí, que pagó 40 millones de euros por los derechos de transmisión, decidió mover el tradicional multiplex de los sábados a los viernes por la noche. De los nueve partidos por fecha, siete se juegan el viernes a las 20:00, uno el sábado a las 14:30 y el último el lunes a las 20:45.
Esta modificación, anunciada apenas días antes del inicio del torneo, cayó como un balde de agua fría para los hinchas. “El fútbol es el fin de semana”, se lee en las numerosas pancartas desplegadas en los estadios desde el comienzo de la temporada. El cambio de horarios dificulta enormemente la asistencia a los estadios, especialmente para los hinchas visitantes que deben viajar largas distancias.
La respuesta de los hinchas no se hizo esperar. Desde la primera fecha del campeonato, los grupos organizados de aficionados lanzaron una huelga de cantos y aliento en las tribunas. Los estadios, otrora bulliciosos, se sumieron en un silencio sepulcral. Pero las protestas no se limitaron al mutismo.
En varios encuentros, los hinchas arrojaron pelotas de tenis y bengalas al campo de juego, provocando interrupciones en los partidos. En Pau, los aficionados locales desplegaron enormes banderas frente a las cámaras de BeIN Sports, reduciendo drásticamente el campo de visión de los televidentes. La creatividad de los hinchas alcanzó nuevas cotas en Lorient, donde algunos apuntaron con lásers a las cámaras para perturbar la transmisión.
El caso Lorient-Grenoble: Un punto de inflexión
La situación alcanzó un punto crítico el 24 de agosto, antes del partido entre Lorient y Grenoble. Dos camiones de transmisión de BeIN Sports fueron atacados y vandalizados en las inmediaciones del estadio Moustoir. Según los informes, más de un centenar de personas participaron en los incidentes.
Este ataque marcó un antes y un después en el conflicto. BeIN Sports condenó enérgicamente los hechos a través de un comunicado, calificándolos como “actos de violencia que no tienen cabida en el fútbol ni en una sociedad civilizada”. La cadena qatarí, que lleva más de una década invirtiendo en el fútbol francés, se mostró profundamente preocupada por la seguridad de sus equipos y amenazó con revisar su posición respecto al contrato de transmisión vigente.
Reacciones: Clubes, LFP y autoridades
La Liga de Fútbol Profesional (LFP) de Francia se encuentra en una posición delicada. Por un lado, necesita los ingresos que aporta BeIN Sports, fundamentales para la supervivencia económica de muchos clubes de la Ligue 2. Por otro, no puede ignorar el malestar de los aficionados, la base sobre la que se sustenta el fútbol.
Algunos dirigentes han expresado su descontento con la nueva programación. Pierre Ferracci, presidente del Paris FC, declaró: “Estoy en contra, como la mayoría de los presidentes, aunque algunos lo expresen menos que otros. Desde hace cuatro años, todo el mundo se había acostumbrado al sábado y todos veían las ventajas”.
Las autoridades políticas también han tomado cartas en el asunto. El diputado Corentin Le Fur, de los Côtes-d’Armor, envió una carta a la ministra de Deportes expresando su preocupación: “Comprendo completamente su enojo legítimo. En esta nueva programación, hay un desprecio por los aficionados porque las fechas y horarios de los partidos han cambiado unilateralmente”.
El dilema de BeIN Sports: Entre la seguridad y los compromisos contractuales
BeIN Sports a su vez también se encuentra en una encrucijada. Los incidentes en Lorient han encendido las alarmas sobre la seguridad de su personal y equipos. Como medida preventiva, la cadena decidió reducir drásticamente su dispositivo de transmisión para el partido entre Red Star y Ajaccio del 28 de agosto. En lugar de las habituales 30 personas y múltiples cámaras, solo se desplegaron 5 operarios y 2 cámaras, con los comentaristas trabajando remotamente desde los estudios en Boulogne-Billancourt.
Esta situación plantea serios interrogantes sobre la capacidad de BeIN Sports para cumplir con sus compromisos contractuales con la LFP. Si los incidentes continúan o se agravan, la cadena qatarí podría verse obligada a considerar la rescisión de su contrato, lo que supondría un duro golpe financiero para la Ligue 2.
Este 28 de agosto se celebró una reunión crucial en la sede de la LFP, con la participación de representantes de BeIN Sports y la Asociación Nacional de Aficionados. El objetivo era buscar un compromiso que permita desactivar el conflicto antes de que escale aún más.
Las posibles soluciones pasan por una reprogramación parcial de los partidos, quizás moviendo algunos encuentros al sábado o al domingo. Sin embargo, esto podría entrar en conflicto con los intereses comerciales de BeIN Sports y su estrategia de programación. Otra opción sería mejorar las condiciones para los aficionados que asisten a los partidos entre semana, como subsidios para el transporte o entradas a precios reducidos. No obstante, esto implicaría costos adicionales que alguien tendría que asumir.
Lo que está claro es que la situación actual es insostenible. Si no se alcanza un acuerdo pronto, el fútbol francés corre el riesgo de sufrir daños a largo plazo, tanto en términos de asistencia a los estadios como de ingresos por derechos de televisión.